En primera persona: Ricardo y Mauricio Domínguez hablaron sobre el secuestro de su padre en los primeros días de la dictadura
Los carhuenses nos visitaron y brindaron su testimonio para mantener viva la memoria.
A pocos días de conmemorarse el 49° aniversario del Golpe cívico eclesiástico militar de 1976, los hermanos Ricardo y Mauricio Domínguez, se acercaron a nuestra institución a conversar con nosotros sobre el día en que su padre, Ricardo que en ese momento era un trabajador de 42 años, afiliado a la UOCRA, fue secuestrado por un grupo de tareas y no lo volvieron a ver.
Su testimonio, fortísimo comenzó con los detalles de lo que vivieron el 7 de abril de 1976: "Entraron rompiendo todo. Eran las dos y media de la mañana, un grupo de entre 6 u 8 encapuchados. Le pegaron a mi padre, yo como hermano mayor vi todo", comentó Ricardo (hijo), "cómo lo torturaban, le pegaban con una escopeta en la espalda, él en el piso boca abajo. No sé el tiempo que estuvieron".
"Rompieron unas sábanas, le ataron con ella las manos atrás y le colocaron una funda en la cabeza y en un momento, papá no habló más. Lo agarraron de atrás y lo llevaron a la rastra", relató.
Ricardo (h) tenía 14 años en 1976; Mauricio, el menor de ocho hermanos, tenía 9 y su mamá, 36 y estaba embarazada de ocho meses. Debido a los sucesos de esa noche, la madre perdió a ese bebé.
Durante la charla, que se extendió por casi dos horas, los hermanos Domínguez hablaron de la importancia de mantener viva la memoria y de los valores que implica la democracia para la familia. También, comentaron que internamente, les cuesta hablar de lo que les sucedió y que "cada uno lo vivió a su manera. Tocar el tema entre hermanos, es volver a vivir todo eso. Es muy difícil".
En otro momento, los hermanos indicaron que una de las partes más duras de vivir con un padre desaparecido, aunque han podido mediante la investigación realizada en estos años determinar que su padre fue víctima de los llamados "vuelos de la muerte"; es no tener un lugar donde depositar u honrar los restos de su progenitor. "Tenemos hace unos años la plaza de la Memoria y lo recordamos allí, aunque hasta hace poco, si veía a alguien en la calle con rasgos similares a mi papá, lo miraba a ver si era o no", detalló Mauricio.
También se refirieron a la pensión que recibieron: "No nos sirvió de nada porque llegó a mediados de los 2000, cuando éramos adultos. Tanto mi madre como nosotros tuvimos que salir a trabajar, a veces por poco dinero y a veces por comida".
En ese sentido, destacaron las necesidades que vivieron a partir del secuestro del padre, que era el jefe de familia. "Mi mamá cosía muñecas patonas y nosotros las llenábamos de guata", comenzó Mauricio y Ricardo añadió: "Yo, que era más grande, cosía a mano también".
Acerca del trabajo de la Comisión por la Memoria de Adolfo Alsina, hicieron hincapié en las "tareas de investigación y recuperación de la verdad, para poder construir" sobre bases sólidas y democráticas un país más justo.
Con respecto a la forma en que les cuentan a las nuevas generaciones dentro de la familia lo que ocurrió con su padre, ambos admitieron que no es un tema fácil de abordar con sus hijos, aunque todos conocen los hechos que les tocó vivir.
"Muchos creen que una dictadura solucionaría los problemas de inseguridad por ejemplo, pero no saben lo que es vivir una dictadura", finalizó el menor de los hermanos.
Como parte de la Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia de Adolfo Alsina, los hermanos Domínguez llevaron el mensaje para este nuevo aniversario del golpe: ¡NUNCA MÁS!
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